La enseñanza del español o castellano (como se dice según las regiones donde se habla) en Haverford data del final de la guerra civil española. Entre la gran cantidad de españoles que abandonó su país se hallaban Manuel y Elisa Asensio. Haverford College les dio la posibilidad de enseñar español incorporados al departamento de francés, que era la lengua popular en esa época. Como era la costumbre se instalaron en el College y su casa se denominó “la casa hispánica” hasta hoy.
Asensio fue un profesor popular porque además de enseñar el idioma recibía a los alumnos en reuniones donde continuaban ejercitándose en el idioma. En 1971 el profesor Asensio decidió jubilarse y se inició la búsqueda de reemplazante. Mi profesor Peter Earle de la Universidad de Pennsylvania me dijo que solicitara, pero las cosas cambiaron por el camino. En febrero de 1972 los estudiantes puertorriqueños y afroamericanos se tomaron la rectoría y exigieron más atención para sus aspectos culturales. Yo estaba escribiendo mi tesis sobre Alejo Carpentier, cubano galo.
Había otro candidato compañero mío de promoción, Manuel García-Barrio, español, muy interesado en teatro. El comité solicitó y se le autorizó para que se creara un departamento de castellano independiente, separado de la tutela del francés y que incorporara el español latinoamericano, mostrando la riqueza del boom literario de América Latina. Esto correspondía justamente al deseo de las minorías de los estudiantes caribeños y afroamericanos.
Entonces el departamento de español se creó oficialmente durante la primavera de 1972 con Manuel García-Barrio, español, y Ramón García-Castro, chileno, uno dedicado a lo peninsular y yo, a lo latinoamericano.
Como se desconocía lo latinoamericano, la biblioteca no tenía nada de la literatura más de moda en ese momento. Pero el College dio fondos y la biblioteca aceptó todos mis pedidos para quedar más al día en una literatura esencial.
Al mismo tiempo tuve que inventar varios cursos para que se enseñara hasta en inglés la novelística del boom.
Creé también de manera especial la literatura del Caribe que no se enseñaba en los colleges del área, pero que estaba listo para brotar en varios lugares y así pasó.
Además yo había trabajado ocho años en el Instituto de Literatura Comparada de Santiago de Chile, bajo la dirección del profesor Roque Esteban Scarpa, Académico de la Lengua y una personalidad en el mundo literario español. Así es que estaba acostumbrado a recibir a todos los intelectuales internacionales que pasaban por Santiago. Esta experiencia la usé en Haverford para invitar a muchísimos intelectuales de la literatura del área vasta de nuestro idioma. Por eso dieron conferencias Nicanor Parra, José Donoso y Gabriela Roepke de Chile, Rosario Ferré, Rafael Ramos Otero y Luis Rafael Sánchez de Puerto Rico, Alfredo Bryce Echenique del Perú, Manuel Puig de la Argentina, Reynaldo Arenas y Guillermo Cabrera Infante de Cuba, etc.
Por otra parte García-Barrio trajo al famosísimo Juan Goytisolo.
Desde el principio la cantidad de alumnos superó el número recomendable en clases, por eso hubo profesores ayudantes como Hilda Pato que hicieron un magnífico papel.
En los años ochenta y noventa el departamento contrató al profesor Israel Burshatin de Cuba, a la profesora Graciela Michelotti de la Argentina, y al novelista y músico chileno Roberto Castillo Sandoval, que todavía forman parte esencial del departamento.
—Ramón García-Castro, Professor Emeritus of Spanish
Entre el 2006 y el 2010, el departamento contrató a las profesoras Ana López Sánchez de España, a Aurelia Gómez Unamuno de México y a Ariana Huberman de Argentina. El profesor Israel Burshatin dejó de enseñar en el 2018.